Por Carlos
Primera. (carlos.primera@gmail.com)
Hace unos días me topé en el autolavado con un joven
médico que trabaja en la sala de emergencia de un hospital venezolano. Durante
la conversación me narró una noche típica de fin de semana o día feriado. Palabras
más, palabras menos, esto fue lo que me dijo “Esos días por lo regular la emergencia colapsa por la cantidad de
personas solicitando servicio: heridos de todo tipo, niños con síntomas de
enfermedades, viejitos enfermos, familiares desesperados y el personal médico y
de enfermería trabajando en conjunto, sin descanso, para proporcionar la
atención médica debida. Esa sala es la locura total por la llegada continua de
pacientes solicitando ingreso inmediato; gritos, amenazas y en muchos casos
agresión física al personal médico y paramédico. El personal está en un
“corri-corri” y estrés constante ya que un minuto puede ser la diferencia entre
la vida o la muerte. Las condiciones cambian cada minuto y en muchos casos, la
falta de insumos, equipos y espacio, impide suministrar el servicio adecuado,
no obstante, en la mayoría de los casos suministramos el servicio pertinente.
Ante tantas circunstancias diversas, debemos hacer lo mejor posible con lo que
tenemos y salir adelante para que el paciente reciba la atención debida y
resolverle el problema que lo trajo al servicio de emergencia”.
Reflexionando posteriormente sobre la narración
del médico, detecto en ella muchas características de los sistemas complejos:
1.
Existe
un sistema complejo de la sala de emergencia (SCSE). Para Yaneer Bar-Yam (2010)
un sistema complejo es un sistema formado de varios componentes cuya conducta
es emergente, es decir, no puede ser inferida de la conducta de sus
componentes. En el relato se identifica componentes como personal médico,
personal de enfermería, pacientes, insumos, información e infraestructura
física, entre otros que interactúan dinámicamente para cumplir con el objetivo
de suministrar el servicio médico solicitado. También es posible detectar que
es un sistema abierto y no lineal donde una pequeña equivocación, por ejemplo,
no atender a tiempo al paciente, puede conducir a efectos catastróficos en el
sistema.
2.
El SCSE es un sistema abierto donde los
componentes de la sala de emergencia se relacionan con un entorno turbulento,
cambiante, impredecible y lejos del equilibrio, constituido por los familiares
y las diferentes situaciones que se presentan. Ante esas circunstancias
azarosas, los miembros del equipo deben organizarse dinámicamente
(autoorganización) e implementar nuevas medidas que emergen, según las
condiciones ya que es imposible apegarse a procedimientos prestablecidos; de
esta forma, resuelven los múltiples problemas que surgen y
cumplir con el objetivo de suministrar el servicio médico adecuado. Sin
la autoorganización, en el SCSE, se dispara la entropía y puede fácilmente
aparecer el caos. Según Capra (1998), la autoorganización es la aparición
espontánea de nuevas estructuras y de nuevos modos de comportamiento en
sistemas lejos del equilibrio
3.
Emerge la inteligencia de enjambre. Según
Kennedy (2006) un enjambre (swarm) es una población aparentemente desorganizada
de individuos en movimiento, los cuales, muestran un comportamiento colectivo
ordenado, mientras que cada individuo parece tener un comportamiento aleatorio
o al azar. En ese tipo de comunidades los individuos representados por abejas u
hormigas, muestran un comportamiento que parece al azar e ilógico, no obstante,
el compotamiento de la colmena o del hormiguero es ordenado cumpliendo con su
función. En la sala de emergencia cada miembro del personal hace su trabajo en “…un “corri-corri” y estrés constante”
que luce “desordenado y caótico” a ese nivel personal, pero tiene un
comportamiento colectivo adecuado en el SCSE debido a que proporcionan el
servicio para resolver los múltiples problemas que surgen en la mencionada sala
de emergencia.
4.
En el ejemplo también se observa la gerencia requerida en los sistemas complejos. Tal como
se indicó anteriormente, el SCSE posee un
entorno turbulento que impide establecer, previamente planes, por la incertidumbre
siempre presente y lo incontrolable de las fuerzas externas; lo único
previsible es la demanda azarosa del servicio médico. Ante tales
circunstancias, la gerencia debe establecer planes mínimos y reglas sencillas
que permitan adaptarse y así, tomar las decisiones convenientes para el
paciente. Además, es imprescindible empoderar a todo el personal médico y paramédico de tal forma que esté
capacitado para ejecutar, de la mejor manera posible, sus funciones. Para Etkin (2006), la Teoría del Caos y la
complejidad enseñan que decisiones importantes se toman sin considerar los
planes. Más bien se negocia con fuerzas
no controlables o desconocidas en un entorno donde las reglas son cambiadas. El
orden resultante es posible porque el sistema tiene capacidad para hacer que lo
imprevisto no provoque rupturas.
En resumen, es
importante comprender cuando estamos involucrados en un sistema complejo y
actuar de acuerdo a él. En estos sistemas no es posible establecer planes a
largo plazo por la incertidumbre siempre presente; no obstante, podemos trabajar
con dichos sistemas, con relativo éxito, estableciendo planes mínimos y pocas reglas sencillas para
la toma de decisiones. Además, es necesario darle poder al personal, en lo que
se refiere a su autonomía para realizar sus funciones, previamente
capacitándolo para ello. La
gerencia debe estar ojo avizor para entender que en los sistemas complejos, la
gerencia tradicional no funciona por el fallo de su premisa básica: la
estabilidad.
Referencias
Bibliográficas
Capra, F. (1998). La Trama de la Vida. Una
nueva perspectiva de los sistemas vivos. Editorial ANAGRAMA.
Etkin J. (2006). Gestión de la Complejidad en
las Organizaciones/Management of the Complexity. Argentina: Editorial GRANICA.
Kennedy J., Clerc M. (2006). “Optimización del Enjambre de la
Partícula”, ISTE.
Yaneer Bar-Yam. 2dn
International Conference on Complex Systems.
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