Por
Carlos Primera Leal(carlos.primera@gmail.com)
Daniela
necesita ir de la cuidad “A” a la “B”, para ello escoge la empresa de
transporte “Viaje Seguro (VS)”. Desde el momento que Daniela considera a la
empresa VS para recibir el servicio
de transporte, hasta que se baja de la unidad de transporte en la ciudad “B”, ha
interactuado, al igual que el resto de los pasajeros, con el servicio a través
de sus “puntos de contacto” tales
como, la vendedora de pasajes, página Web, personal de control para abordar
unidad, el conductor y la unidad de transporte, entre otros. Algunos de los
pasajeros pueden manifestar su agrado y satisfacción por el excelente servicio
recibido; en cambio otros, pueden expresar enojo y desagrado por el pésimo servicio.
Según Walters (2021), los puntos de contacto son los responsables de generar
confianza y lealtad, con las experiencias positivas que generan o son capaces
de erosionar esa confianza y lealtad, para crear experiencias negativas. Tanto las personas satisfechas como las
enojadas, estuvieron involucradas en lo que se denomina “Experiencia del Cliente” o “Customer
Experience (CX)”. Toda esa cadena de puntos de
contacto de principio a fin y señalados para los pasajeros, representa el recorrido integral de la experiencia del
cliente.
¿Qué
es la experiencia del cliente y su recorrido integral?
La
experiencia del cliente es muy personal, emerge durante el recorrido integral por
la interacción con los puntos de contacto y ocurre en la mente del cliente. Reason,
Lovlie and Brand en su libro “A Practical
Guide for Optimizing the Customer Experience” afirman que es un resultado
humano y subjetivo. Ese resultado surge de comparación de dos factores: la percepción del cliente y sus expectativas. La percepción
ocurre cuando el cliente interactúa de una manera integral con el producto o
servicio; por otro lado, las expectativas
se relacionan con lo que espera el cliente al interactuar con el producto o
servicio. La siguiente figura muestra que el recorrido integral de la
experiencia del cliente ocurre en tres fases que se explican a continuación:
antes, durante y después.
Figura 1. El recorrido de la Experiencia del
Cliente
Fase 1. Antes. Expectativas.
En
esta fase el cliente posee una necesidad o necesidades que debe satisfacer con
un producto o servicio específico. Es importante resaltar que el cliente es un
individuo con una cultura, gustos, intereses, valores, deseos específicos y
probablemente, con información de la promesa que hacen los proveedores del
producto o servicio que necesita; todo lo anterior, conforma las llamadas expectativas asociadas a la esperanza o
posibilidad razonable de satisfacer la necesidad o necesidades planteadas. Por
ejemplo, el cliente, Daniela, necesita conseguir un pasaje para trasladarse a
la ciudad “B” y sus expectativas se
relacionan con un día específico de viaje, en horario matutino, a un precio
razonable, en un vehículo con asientos cómodos que ofrezca seguridad y personal atento.
Fase 2. Durante. Expectativas .vs. Percepción.
En
esta fase el cliente interactúa con el producto o servicio que promete
satisfacer su necesidad o necesidades o resuelve su problema o problemas;
cuando se satisface la necesidad o se resuelve el problema, se dice que el
cliente recibe un aporte de valor. Ocurrida la interacción, vía los puntos de
contacto, el cliente recibe información a través de sus sentidos que le
permiten percibir lo que está recibiendo como producto o servicio, conformando
en la mente del cliente, la denominada percepción.
Esa percepción es comparada con las expectativas
generadas en la fase anterior; si en esa comparación, las expectativas
no son satisfechas, la experiencia del
cliente es negativa, es entonces una experiencia fallida.
Por
el contrario, si las expectativas son simplemente satisfechas, el cliente tiene
una experiencia positiva, con cierto
aporte de valor que por lo regular va
de la mano con la eficiencia y la eficacia de los procesos que la hacen posible.
En cambio, si en la comparación planteada anteriormente, las expectativas son superadas y la
experiencia alcanza un nivel superior, se le denomina experiencia del cliente de deleite o de excelencia. En esta experiencia, el cliente recibe un gran
aporte de valor y es gratamente sorprendido, recibiendo más de lo que esperaba
del producto o servicio.
Para
el ejemplo planteado previamente, la experiencia
negativa podría relacionarse con puntos de dolor relacionados con unidad de
transporte incómoda e insegura, trato despótico de empleados, hora de salida y
de llegada diferente a la prometida,
entre otras posibilidades. Una experiencia
positiva ocurre cuando se cumple todas las expectativas del cliente con
respecto al servicio de transporte requerido. La experiencia que deleita al cliente ocurriría cuando se cumplen las expectativas
pero además, recibe “extras” que lo asombran y no esperaba,
por ejemplo, un trato espléndido, presentación de un humorista para animar el
viaje, acceso a películas de cartelera y un bono de descuento para el próximo
viaje, por mencionar algunas posibilidades.
Fase 3. Después. Consecuencias.
Se
refiere básicamente a los resultados de la experiencia y se asocia a la
conducta que asume el cliente después de interactuar con el producto o
servicio. Cuando la experiencia es
negativa, el cliente considera que el producto o servicio no le aporta el
valor esperado, ocasionándole malestar, impotencia, rabia, decepción y
frustración por no poder satisfacer su necesidad o necesidades; la experiencia negativa impulsa la pérdida
de clientes, disminución de ingresos, referencias negativas y recuerdos de
momentos desagradables.
Cuando
la experiencia es positiva, en el
cliente surge una sensación de logro, de satisfacción por el valor que le
aporta el producto o servicio con el cual interactuó, no obstante, si consigue otro producto o servicio, que le
aporte más valor, indudablemente optará por esa opción y por lo tanto surge el
riesgo de perder clientes e ingresos.
Finalmente, la experiencia que
deleita aporta al cliente un valor mayor al esperado y además, altos
niveles de satisfacción. También produce felicidad, asombro y encanto, entre
otros sentimientos positivos que aseguran clientes fieles a la marca, los
cuales generan más ingresos, referencias positivas y empleados involucrados,
entre otros beneficios.
En
definitiva, toda empresa debe conocer al dedillo todas las fases del recorrido
integral de cada tipo de cliente que posea. Ese recorrido debe ser contantemente
actualizado con la información del cliente para mejorar incrementalmente la
experiencia, minimizando o eliminando los puntos de dolor y propagando lo puntos
de deleite. El recorrido integral debe ser diagnosticado para identificar
problemas, que pueden enfrentarse con la Metodología Design Thinking y algunas
de sus herramientas, para ofrecer soluciones innovadoras. En publicaciones futuras, trataremos las
herramientas que apoyarán el diagnóstico y análisis del recorrido integral del
cliente, entre ellos podemos mencionar: mapa de empatía, user persona, mapa de experiencia,
customer journey map, mapa de escenario y service blueprint map.
¿Por
qué es importante conocer el recorrido de la experiencia de nuestros clientes?
La
experiencia del cliente es importante porque aporta valor al cliente y a las
organizaciones empresariales que suministran el producto o servicio que el
cliente necesita, satisfaciendo como mínimo sus expectativas. La experiencia
del cliente positiva o de deleite se
ha convertido en una especie de “tesoro
escondido” que todas las organizaciones empresariales buscan y desean
implementar. En una
investigación realizada a más de mil ejecutivos, el servicio de Analítica de
Harvard Business Review (2020) develó que el 58% de esos
ejecutivos señalan que en los años venideros se enfocarán en CX como una
prioridad tope en sus negocios; casi todos ellos afirmaron que están
invirtiendo en CX, moviéndose rápidamente de la planificación a la acción. Por otra parte hotjar (2018), afirma que empresas líderes en el uso de
CX reportaron ingresos mucho más altos que sus contrapartes. Resaltan que el
42% de las empresas maduras, en el uso de CX, tienen ingresos anuales de más de
$ 100 millones, mientras que casi la mitad de las empresas que ignoran CX,
ganan menos de $ 1 millón al año; esta afirmación surgió de entrevistas a dos
mil profesionales en el área de Customer
Experience.
Como resultado de lo indicado en las investigaciones
señaladas y otros estudios referidos en la literatura especializada del tema,
es indudable la importancia de la experiencia del cliente, por su aporte
de valor a las organizaciones. Por esa razón, toda organización debe analizar y
mejorar constantemente la experiencia que ofrece a sus clientes.
Para
concluir, la gestión adecuada de la experiencia del cliente asegura beneficios
tanto para el cliente como para las organizaciones. Las empresas que colocan al
cliente como centro de sus actividades se enfocan en las experiencias positivas y las experiencias
que deleitan, evitando o minimizando
las experiencias negativas por su
impacto contraproducente en los ingresos, en la pérdida de clientes e imagen de
la marca, entre otros resultados indeseables. Clientes con experiencias que
deleitan, siempre serán fieles a las organizaciones que los asombre y los haga
felices, al suministrarle productos o
servicios que adoran por el gran aporte de valor.
Para
que el recorrido de la experiencia del cliente sea exitoso debe ser ese tesoro
descubierto y gestionado adecuadamente, por la organización empresarial, vía la continua recopilación y análisis
de datos para detectar los puntos de dolor y atacarlos a través del rediseño ágil
de la experiencia que también debe considerar los puntos de satisfacción y deleite
para mantenerlos, propagarlos y potenciarlos a lo largo del recorrido.
Potenciar la experiencia del cliente a lo largo de su recorrido es una estrategia ganar-ganar por su aporte de valor a clientes, empleados y beneficios organizaciones.
No esperes más, enfócate en el recorrido de la experiencia de tus cliente y verás resultados positivos a corto plazo.
Referencias.
Duncan
E., Fanderl H., Maechler N. and Neher K. (2016). Customer experience:
Creating value throught transforming customer journeys. McKensy & Company.
Harvard
Business Review Analytics Service HBR (2020). Findings survey executives.
Maechler, N., Neher, K., and Park, R. (2016). From Touchpoints to Journeys: Seeing the world as customers do. McKensy & Company. Consultado en https://www.mckinsey.com/business-functions/marketing-and-sales/our-insights/from-touchpoints-to-journeys-seeing-the-world-as-customers-do fecha de consulta 15/08/2021.
Portal
hotjar (2020 ). CX stats and trends. Consultado
en https://www.hotjar.com/customer-experience/trends-and-stats/ fecha de consulta 10/08/2021.
Real
Academia Española. (2014). Diccionario de la lengua española. Vigesimotercera
edición. Madrid, España: Autor. Consultado en https://www.rae.es/ fecha de consulta 10/08/2021.
Reason B.,
Lovlie L., and Brand M.
(2016). A Practical Guide for Optimizing the Customer Experience.
Service Design for Business. USA:Wiley.
Walters J.
(2021). Understanding your Customer´s Journey. MOOC. OpenSAP. https://open.sap.com/courses/cx1-tl
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